QUÉ ES MEJOR: ¿AGUJA O BISTURÍ?

 

Quieres más a papá o a mamá, a qué hijo quieres más? No existen dogmas absolutos. Cada paciente necesita un tratamiento personalizado. Lo mejor para uno puede no serlo para otro con el mismo problema. En  saber distinguirlo está gran parte del éxito en la medicina y cirugía estética.

 

La Cirugía Plástica exhibe una capacidad asombrosa para adaptarse a las demandas de una, cada vez más exigente, sociedad, que no sólo pide resultados, sino que valora mucho en cuánto tiempo los obtendrá.

No existe la edad ideal para determinada cirugía o tratamiento estético.. Existe el paciente. Su estilo de vida, su herencia genética, su reloj biológico y su historial médico marcarán la pauta.

Tampoco existe la técnica o el procedimiento ideal. Existe el cirujano y cómo la pone en práctica. Desde luego tiene que cumplir los requisitos de ser reproducible en pacientes distintos, predecible sus resultados, sencilla de ejecutar, y expuesta a mínimas complicaciones.

Una vez aclarados estos conceptos, la realidad impone que los tratamientos estéticos, aunque no han sido capaces de desbancar a la cirugía en ningún caso, sino se han erigido en unos tratamientos complementarios que no sólo han mejorado los resultados de la cirugía cuando se han asociado a ella, sino que han retrasado la indicación quirúrgica cuando se utilizan de forma aislada.

Sin tener que elegir entre papá o mamá, los tratamientos estéticos, el laser, los peeling, el hialurónico, los microinjertos y nanoinjertos grasos, el botox, los factores de crecimiento plaquetario…están de alza, pero donde llega un lifting, una cirugía de las bolsas palpebrales, o una lipoescultura corporal, allí no llegarán nunca los tratamientos estéticos.

La palabra “nunca”, en esté mundo vertiginoso en el que vivimos está adquiriendo un significado  que no tenía para nuestros padres o abuelos. Léase entonces “en unos cuantos años”…