- Viernes, 9 de mayo del 2014
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- Publicado por: Martín Anaya
Cirugía Plástica y Cirugía Estética son indisolubles. De hecho hace años ya que nuestro título de especialistas así lo reconoce. Somos cirujanos plásticos y estéticos, habilitándo, de esta forma, sólo a los cirujanos plásticos a la realización de cirugías estéticas.
Por mucho ruido mediático que rodee a nuestra especialidad, no es más que una especialidad quirúrgica de la medicina. No se puede olvidar que antes que cirujanos plásticos somos médicos, una profesión exclusivamente vocacional, sujeta al juramento hipocrático de servicio y dedicación a tiempo completo al paciente.
No siempre se respetan las dos premisas apuntados anteriormente. Al ruido tintineante de las monedas, y atraídas por las cifras anuales que mueve esta especialidad, han acudido inversores que, sin ninguna relación con la salud, crean empresas dedicadas a ofertar servicios de cirugía estética, donde los pacientes pasan a ser clientes, y donde las cifras toman protagonismo y tienen que cumplir unos objetivos a final de cada mes.
El prestigio y el volumen de trabajo de un cirujano plástico crece lentamente, y es el resultado de años de ejercicio profesional, de una comunicación boca a boca, y de una vida dedicada y sacrificada a la profesión. Pero este ritmo de crecimiento es incompatible con los resultados inmediatos que buscan estas empresas, por lo que aplican técnicas de mercado publicitarias que nunca han sido conocidas hasta ahora en medicina.
Ante esta oferta, como si fuera un bien de consumo más, el Colegio de Médicos y las Asociaciones Profesionales, si no callan, al menos tienen una respuesta tan tibia que no hace más que animar a estas empresas a seguir en esa dirección, compitiendo entre ellas hasta llegar a límites realmente sonrojantes para la profesión.
Lo ultimo es anunciarse, en internet, la compra, tecleando el logotipo de un carrito, de una cirugía estética de aumento mamario, por un precio tal que aún trabajando el cirujano plástico de forma altruista, apenas se llega a cubrir los gastos generados por el coste de unos implantes de mama, de un Hospital y de un equipo anestético.
O se pone coto a esto por parte de las autoridades, o esos problemas que abren telediarios están a la vuelta de la esquina. Hipócrates nos lo dijo hace ya unos cuantos siglos. Debemos proteger, por encima de todo al paciente.