El éxito en cirugía estética? Hay que saber decir NO.

Cuando un paciente decide acudir a un cirujano plástico para solucionar un problema de su cuerpo es porque le está provocando un disconfort que afecta a la confianza en sí mismo y a su relación con los demás.

Si estas premisas no se cumplen el especialista tiene que ser lo suficientemente honesto para aconsejar al paciente que no debe operarse. Todos tenemos partes de nuestro cuerpo que serían susceptibles de mejora ,  pero no por ello  debemos someternos a una intervención quirúrgica.

Primero tiene que haber una indicación real de la intervención quirúrgica. El problema a solucionar tiene que ser objetivo y ser susceptible de mejora con las técnicas que a día de hoy manejamos en nuestra especialidad. Si el problema sólo existe en la cabeza de nuestro paciente hay que decir NO.

Si el problema es tan pequeño que pueda haber dudas a los meses de la cirugía si está corregido o no, hay que decir NO.

Y si el problema es real pero no existen soluciones a día de hoy para eliminarlo, pues hay que decir de nuevo NO.

Uno valora que quien dá ese primer paso de acudir a una primera consulta es que tiene  una gran motivación para solucionar su “problema”, pero no basta con eso. En la primera consulta el especialista tiene que comprobarlo. Quizas la motivación viene por agradar a su pareja, pero uno no se opera por nadie ni debería dejar de operarse por nadie. Si un especialista no tiene claro las motivaciones que empujan al paciente a la cirugía hay que decir NO.

En una primera visita la información debe ser veraz y clara, y la comunicación con el paciente fluida en ambas direcciones. El paciente nos explica a qué desea obtener de   la intervención y nosotros hacerle ver hasta dónde podemos ayudarle.   La medicina y cirugía no es una ciencia exacta, y el cuerpo de cada paciente reacciona de una manera diferente. Debe entender que con una técnica quirúrgica bien indicada y bien ejecutada  , el resultado puede no ser satisfactorio y que quizás necesite un segundo procedimiento para alcanzar el objetivo deseado. Debe entender cómo va  a ser el procedimiento.

Cada vez las técnicas són menos agresivas, los postoperatorios menos dolorosos y la recuperación más rápida, pero el resultado no se ve de un día para otro, puede llevar meses e incluso las cicatrices pueden tardar más de un año en evolucionar, por lo que el paciente tiene que estar preparado para sobrellevar todos estos cambios y tener paciencia.  También sería muy aconsejable que el paciente fuera emocionalmente estable. La motivación para operarnos y la valoración de un resultado puede variar completamente según la situación personal que estemos viviendo. Después de una ruptura  familiar, o si atravesamos por turbulencias en nuestra relación afectiva con otras personas,  parece que hay que cambiar muchas cosas que antes sí nos parecía que estaban bien, y si esa situación se vive después de la cirugía pues puede uno llegar a pensar que el resultado de la cirugía no ha sido tan bueno como pensabamos hace algunos meses.  Si las expectativas del paciente no son reales en cuanto al resultado o al tiempo de evolución hay que decir NO.

Si uno no sabe decir no…las posibilidades de exito disminuyen, las posibilides de que la paciente se desilusione con el resultado aumentan… y no podemos olvidar que nuestra carrera profesional,  evaluada en el tiempo,  sólo nos la reconocen nuestro entorno profesional, que nos ve en el día a día, y nuestros compañeros de profesión que saben reconocer un bagaje profesional en años. Que está muy bien, pero uno quiere el reconocimiento de los pacientes, y eso es aquí y ahora, sin más oportunidades, y según la historia uno puede ser angel o demonio, el mejor del mundo o el peor de los patanes, y eso por no saber explicar al paciente la cirugía, que puede ocurrir una cicatrización anómala, o  una contractura muscular que no deja descender una prótesis de mama…

Si todo lo anterior se cumple, el especialista da su visto bueno a la intervención quirúrgica y entras en la terna con otros especialistas a los que el paciente debe de haber visitado y le han dado también su visto bueno. El paciente debe elegir cirujano plástico entre varios visitados, con opiniones y formas de trabajar distintas. Si uno es el elegido…estupendo y hacia delante. Pero nada es definitivo todavía. Queda el filtro del siguiente especialista. Previamente a la intervención el anestesista valorará la historia clínica, y conforme a su situación actual pedirá unas pruebas médicas que le le garanticen que el paciente se encuentra en el momento óptimo para someterse a una cirugía, que no olvidemos, es completamente prescindible, una cirugía estética que no es necesaria, que son pacientes sanos previos a la intervención y que por lo tanto el riesgo siempre tiene que ser el mínimo para este tipo de intervenciones. Si eso no se cumple, el anestesista tiene que decir NO.

Si todo esto se cumple…bienvenido a mi consulta, y bienvenido a mi quirófano.