Botox…en la moderación está el éxito.

En el rejuvenecimiento facial es, quizás, donde se plasma con mayor intensidad la tendencia de ser menos agresivo, más conservador, con cambios más sutiles, y donde estas ayudas hacen que se retrase cada vez más la necesidad de un lifting facial.

El botox,  el hialurónico, las microcorrientes galvánicas,  el rejuvenecimiento por laser……hacen que las pacientes se apunten a estos pequeños cambios que les hacen sentirse a gusto consigo mismas sin plantearse la necesidad imperiosa de pasar por el quirófano para hacerse un lifting, sustituyéndolo por  estos tratamientos,  complementados  con pequeñas cirugías como la eliminación de las bolsas de los ojos o la recuperación de los volumenes faciales mediante lipofillig de grasa propia o inyecciones de hialurónico..

El uso del botox para disimular las arrugas faciales se popularizó en EEUU en 2002, cuando fué aprobado para su uso estético. En España siguió el mismo camino, pero su uso indiscriminado en  centros de belleza, peluquerías o gimnasios, con el riesgo que suponía el no ser administrado por un especialista médico,  obligó  al Ministerio de Sanidad a prohibirlo, y tras un periodo de reflexión, se autorizó de nuevo en el 2004,  pero con una normativa más estricta, permitiendo su expedición sólo en farmacias hospitalarias a los médicos con la titulación correspondiente.

Desde entonces se ha convertido en la estrella de los tratamientos estéticos. En el último año, y a pesar de la crisis, su utilizaciópn en España ha aumentado en más de un 25%. ¿Quién no lo conoce? Quien no viva en este mundo. Forma parte de nuestra vida. Cada vez tiene más público y más fiel. Quien prueba repite. Botox, botox, y más botox…En EEUU se crearon hace unos años las botox party.  Tomamos un café y nos ponemos botox, ese “elixir de la juventud”. Pero detrás del uso viene muy seguido  el abuso. Queremos más, y más, y su efecto es fantástico para disimular arrugas, pero si te pasas… obtendrás caras inmóviles,inexpresivas… en definitiva, irreconocibles. Hace unas semanas Nicole Kidman se atrevió a reconocerlo públicamente: “He abusado mucho del botox…”

Esta cultura americana del botox nosotros no la hemos sufrido. Los latinos damos una importancia capital a la expresión facial. Gesticulamos mucho, y no queremos perder esa capacidad de comunicación por nada. Eso nos ha llevado desde el principio a ser mucho más discretos en el uso del botox, .. y los americanos ahora vuelven su mirada a nuestra manera de utilizarlo. La cantidad a inyectar es menor, mejoras, pero mantienes toda tu expresividad. Nosotros no hemos sufrido el abuso, pero sí de otros problemas de igual o mayor calado.

Primero,  de su administración por personas poco o nada cualificadas. Como ocurre ante la mayoría de las ofertas de tratamientos estéticos, abunda sobremanera la inexperiencia y la improvisación. No deje su rostro en manos de principiantes y asegúrese de la profesionalidad y el reconocimiento del centro donde vaya a ser tratado.

Segundo, de la utilización de “productos no autorizados”, como el botox coreano, que lo compran por internet a muy bajo precio, pero que tiene un efecto mucho menor y puede provocar alergias. Desconfíe de los tratamientos estéticos excesivamente baratos.

Póngase en manos de un profesional. Sólo los dermatólogos, cirujanos plásticos, oftalmólogos,  neurólogos  o médicos estéticos que se dediquen a su administración conocen la  dosis exacta y su lugar de aplicación para obtener un resultado natural sin efectos indeseables. El tratamiento se aplica en diez minutos, y sus efectos duran, según cada paciente, unos seis meses. Que no tenga usted que estar contando los días que le faltan para que desaparezcan…