El Black Friday en estética, a debate

En esta semana, la del importado Black Friday con el que, con la excusa del ahorro, se crean necesidades de consumo previas a la Navidad, se reabre como cada año el debate.

Algunos profesionales  venimos mostrando  nuestro desacuerdo con las ofertas de dos por uno, los descuentos y los reclamos publicitarios quizá excesivos cuando de medicina se trata. Otros, en cambio, tratan de atraer a personas a sus centros por primera vez o de mantener la fidelidad de sus clientes.

En ambos casos, si se trata de un centro privado, existe el derecho de  cada gestor de  llevar a cabo la política comercial que considere mejor para su clínica, teniendo en cuenta quienes son los que la visitan. Otro tema es cuando esos reclamos se realizan desde negocios, en el más estricto sentido de la palabra, donde  los profesionales no tienen la cualificación necesaria y en los que se ignoran los protocolos médicos a seguir. Donde, en definitiva, se ejerce el intrusismo o se realiza mala praxis.

La cirugía estética, al tratarse de un acto médico quirúrgico, quizá podría ser tratada aparte, puesto que no está exenta de riesgos como cualquier operación que se realiza en quirófano. Además, no siempre hablamos de intervenciones que se solicitan por motivos frívolos. (por otro lado ¿quién puede etiquetar las razones de alguien para querer cambiar de físico?). Muchas personas lo hacen con el deseo de mejorar, sea cual sea su motivación íntima, absolutamente respetable. Otras para poner fin a un complejo que les persigue y que les impide desarrollarse personal y socialmente como les gustaría.

En este caso, más allá de estas cuestiones, es importante por la salud del paciente y por el éxito de los resultados que los medios, los profesionales y los procedimientos sean los adecuados. Entonces, si rebajamos los precios de una rinoplastia, una operación estética de nariz, ¿de dónde sale el ahorro? Es posible que en algún punto de la cadena exista algo que no tenga la calidad que debería, y en salud, eso no se puede permitir porque hay vidas en juego.

Otro asunto es la medicina estética, cada día más popular, accesible y más demandada, debido a que ofrece buenos resultados, no tan duraderos, para problemas, sobre todo, de envejecimiento facial. Hablamos de un peeling, unas sesiones de radiofrecuencia facial, tratamientos de mesoterapia, por ejemplo. En este ámbito parece más viable ofrecer una promoción, un descuento, una rebaja, reduciendo algunos márgenes, sin que afecte a la calidad del resultado y a la salud del cliente.

Por lo demás, al final, el paciente, también cliente, tiene la última palabra y no sólo elige por el precio. Por supuesto, los resultados son lo primero, pero también el estilo del negocio, el trato personal, muchos factores cuentan y entre ellos, por supuesto, la línea comercial.