- Lunes, 25 de noviembre del 2013
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- Publicado por: Martín Anaya
Se ha producido un cambio drástico en el concepto quirúrgico del aumento de los glúteos, tanto en los hombres como en la mujer, y todo ello es debido a la elevación a los altares en nuestro quehacer diario del autotrasplante de células grasas.
El adipocito es extraído, preparado y reubicado en su nuevo lugar anatómico, aportando mayor volumen y mejorando el trofismo celular de la zona receptora. De ello se beneficia sobre todo la región facial, la región mamaria, y por supuesto la región glútea.
A pesar de ser una cirugía técnicamente muy sencilla, la utilización de prótesis para el aumento glúteo siempre ha sido una cirugía con un alto porcentaje de inconvenientes que han desanimado a muchos cirujanos plásticos a realizar este tipo de intervenciones. El encapsulamiento de la prótesis y su imagen de artificialidad destacaban entre ellas. Además, todos los glúteos debían ser tratados igual, independientemente de si su falta de volumen era en la mitad superior, en su unión con la espalda, o en la mitad inferior. Sólo podías decidir si utilizabas una prótesis más grande o más pequeña.
El injerto graso glúteo ha solucionado de forma fulminante todos estos problemas. Puedes moldear toda la zona mediante la liposucción, necesaria para la extracción de la grasa, y dar volumen sólo en aquella zona donde se necesita, trabajando todo el espesor glúteo, desde la superficie, en el tejido celular subcutáneo, hasta la profundidad, mediante siembras de células grasas en el espesor del músculo glúteo.