- Sábado, 15 de octubre del 2016
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- Publicado por: Martín Anaya
Quita las arrugas, elimina la sudoración y paraliza la musculatura de la zona, haciéndola parecer de mayor tamaño. Debido a estos tres beneficios , explican los británicos The Mirror y The Sun, algunos pacientes norteamericanos solicitan ya inyectarse toxina botulínica en el escroto.
Es la última frivolidad surgida en el seno de la cirugía y la medicina estéticas, que parecen ser, en los últimos años, caldo de cultivo para personas que buscan la última emoción en la modificación de su físico. Pero ¿Cuánto hay de realidad en esta información?
¿Nos encontramos ante un nuevo mito de la cirugía estética? El cirujano plástico Moisés Martín Anaya no se atreve a descartar la veracidad de esta práctica, aunque desconoce que se venga realizando en nuestro país. Sí la rechaza absolutamente por considerarla ridícula, absurda y en cierta manera un timo para el paciente.
En primer lugar, y siempre refiriéndose a la información publicada por los periódicos ingleses, considera un chiste tratar de eliminar las arrugas de la bolsa escrotal. Ideales estéticos y necesidades personales aparte, el doctor no ve útil un tratamiento que dura un máximo de seis meses, pero que impide tener relaciones sexuales durante seis semanas.
Por otro lado, considera Martín Anaya que el precio, 3200 euros es “un absoluto disparate”, puesto que multiplica por 100 el precio medio de una inyección de botox, que suele rondar los 300.
Así las cosas, desde Clínica del Dr Moisés Martín Anaya se considera el “escrotox” una estafa para el bolsillo , en el que, se asegura, no se va a encontrar a los verdaderos profesionales de la cirugía estética de nuestro país, a la vez que añade que “si hay que elegir entre proteger al paciente o al médico, siempre hay será el paciente el elegido”.
De esta manera, el experto rechaza la proyección frívola de la Cirugía Estética, una rama de la Medicina, destaca, con vocación de servicio para el paciente, muy alejada de la actual imagen de negocio que se da en algunas ocasiones, como esta.
El botox, el tratamiento estético más demandado
Diez millones de personas lo utilizan en todo el planeta para rejuvenecer el rostro, la única zona en la que la Agencia Española del Medicamento permite emplearlo con fines estéticos.
Concretamente, asegura el doctor Anaya, se pincha en la frente y el entrecejo para relajar la musculatura que provoca las llamadas arrugas de expresión, que en este caso son las famosas patas de gallo y las que nacen en la frente.
Naturalidad y equilibrio deben ser las claves de su administración, explica el cirujano, para evitar los excesos de sus inicios cuando se producían las llamadas “fiestas del botox”, en las que se inyectaban cantidades que producían rostros inalterables, inexpresivos y de parecidos increíbles.
Más allá de estos malos resultados, el botox no es peligroso, porque “la cantidad inyectada con fines estéticos no afecta al sistema inmunitario”. De otro lado, sí lo hace cuando se emplea en el tratamiento de enfermedades de carácter neurológico u otras. En estos casos, explica el doctor, siempre se suelen revisar los procedimientos, puesto que el organismo a veces llega a inmunizarse contra la toxina.