- Lunes, 11 de diciembre del 2017
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- Publicado por: Moisés Martín Anaya
La flacidez es un problema de la piel. La creencia popular lo asocia a la pérdida de peso y es cierto que esta es una de las causas indirectas de su aparición, pero su causa original es la falta de volumen, firmeza y elasticidad de la dermis.
Son diversos los factores que propician la aparición de la flacidez y creo que bastante conocidos. La edad, el paso del tiempo, es la más importante, puesto que con los años nuestro organismo disminuye la producción de colágeno, una molécula proteica que participa en la formación y mantenimiento de los músculos, huesos, tejidos y piel. Es un proceso inevitable que podemos paliar con inyecciones de ácido hialurónico o a través de suplementos en cápsulas. Lo óptimo es realizar una terapia combinada intercambiando las soluciones anteriores con cremas para el rostro y lociones corporales ( para otras zonas) que tengan un índice alto de este elemento o de otros como el silicio, que participa en su síntesis.
Además de la pérdida de la juventud, el efecto yo-yo de algunas dietas extremas también conduce a la caída de la piel, sobre todo en algunas áreas de la anatomía como los brazos, donde si se adelgaza muy rápido y se carece de tono y volumen de músculo aparecen las llamadas “alas de murciélago”. Un nombre un tanto peyorativo con el que se describe ese exceso de piel sobrante que cuelga de los antebrazos, antes ocupados por grasa.
Luego, vuestro caso particular, el de la mujer siempre nos remite a la menopausia como factor desencadenante de muchas molestias físicas y psicológicas. Se trata de un periodo en que los cambios se precipitan y hay que saberlos afrontar con toda la información posible.
Más zonas propensas a la desagradable flacidez: la cara interna de los muslos y el vientre, por supuesto. En el segundo caso, si habéis sido madres y, además, tenéis la mala suerte de tener una cicatriz de cesárea que hace que los pliegues de esa carne flácida cuelguen por encima, sabéis a que me refiero.
Para el rostro, os recomiendo los llamados hilos tensores autogeneradores de colágeno y esta es la novedad, puesto que son los propios hilos bidireccionales de PDO los que inducen a producirlo. Así que regeneran a la vez que tensan, poniendo freno a la llamada ptosis gravitacional, que desdibuja el contorno del óvalo facial, con clara pérdida de los rasgos.
El lifting biológico autólogo supone, pues, un procedimiento más natural, que no requiere intervención quirúrgica, esto es, se realiza en la clínica y, además, sin cortes, suturas, ni anclajes. La recuperación de la grasa facial y la estructura del soporte subyacente del rostro se pueden observar de inmediato, mejorando notablemente la fisonomía en general.
Por otro lado, también hemos hablado alguna vez del procedimiento llamado Ultimate, el llamado lifting sin cirugía. Se basa en las microcorrientes y trabaja re-educando, tonificando y reafirmando los músculos, suavizando las líneas de expresión y las arrugas, dejando una apariencia saludable y firme en cara y cuello, así como un brillo natural y rejuvenecedor.
Los resultados son visibles desde la primera sesión, ya que el efecto lifting es inmediato, pero serán necesarias entre diez y quince sesiones, según cada caso, para tener un efecto más visible y duradero, estas sesiones serán dos veces en semana seguido por un mantenimiento mensual, para mantener fantásticos resultados a largo plazo.
El lifting sin cirugía Ultimate es perfectamente combinable con otras técnicas que aplicamos en clínica como son rellenos con ácido hialurónico, botox, peeling químico y tratamientos con laser.
Texto : Clínica del Dr Moisés Martín Anaya
Imágenes: google