- Martes, 26 de abril del 2022
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- Publicado por: Moisés Martín Anaya
Una de las partes más bonitas de la anatomía femenina son las piernas. Unas piernas estilizadas, torneadas, resultan muy atractivas y también muy sexys. Este tiempo de primavera las piernas recuperan su protagonismo, al liberarse de las medias y leggings, y al tiempo que faldas y vestidos van sustituyendo al pantalón.
Sin entrar en el asunto del bronceado, que, claro, siempre aporta brillo y a las piernas sienta fenomenal, tanto la cirugía como la medicina estética ofrecen herramientas para mejorar la forma y el tono de las mismas.
Comenzando por la medicina estética, es bueno recordar que también ofrece posibilidades para el tratamiento de las varices. Lo primero, es que un especialista valore el nivel de gravedad de las mismas para ver qué tratamiento es necesario y para acudiar al origen de su aparición. Éste puede encontrarse, en el sistema circulatorio, pero también puede deberse a posturas mantenidas a lo largo del tiempo. Muchas personas que pasan la mayor parte de su jornada laboral sufren este problema.
Si hablamos de las pequeñas arañas vasculares, en las clínicas de estética ponemos a vuestra disposición la terapia con láser, indolora, sencilla y que acaba con ellas en un número reducido de sesiones.
Las máquinas también ayudan, y al hablar de máquinas nos referimos a la aparatología estética. Las radiofrecuencia obtiene resultados positivos en la celulitis de la cara interna de los muslos y contribuye a eliminar la retención de líquidos cuando aplicamos estas corrientes electromagnéticas de alta frecuencia sobre los tobillos.
Para los muslos también es eficaz la cavitación, con un sistema muy parecido: se aplican, en este caso, ultrasonidos, a través de un cabezal sobre las zonas que tienen exceso de grasa. Si hablamos de las piernas, volvemos de nuevo a los muslos, también aquí en su cara externa.
Y llega el turno de la cirugía estética, que, como siempre recordamos, se diferencia de la medicina estética en que sus tratamientos son en realidad operaciones que se realizan en quirófano, bajo anestesia y que requieren cuidados postoperatorios, ingreso incluido en la mayoría de los casos.
EL bisturí combate también, pero con efectos duraderos y veces definitivos, la grasa y la flacidez. Si hablamos de la primera, la palabra mágica es liposucción, que se practica también en los muslos. Cánula o cánulas en mano, consiste en aspirar la grasa que se deposita en la cara externa de los muslos, antes citada y que no es otra cosa que las famosas y odiadas cartucheras, que tienen varios orígenes: la herencia de nuestras madres y abuelas, y, el fenotipo, esto es, la forma del cuerpo de cada mujer.
Cuando como resultado de la cantidad de grasa aspirada queda piel sobrante y es necesario eliminarla, hablamos de lifting de muslos. La cruroplastia, su nombre técnico, engloba, pues, el alisado y contorneado de la piel de la zona. Porque el lifting no estira, sino recoloca, y evita esa caída que da sensación de flacidez.
Llegamos a las rodillas y a otro término que hace referencia a una zona más pequeña de extracción. Así, aquí se habla de minilipo, aunque se lleve a cabo en quirófano bajo anestesia local y ligera sedación. Esta cirugía es poco común y suele integrarse en una operación para tratar las piernas al completo.
El trabajo del bisturí nos lleva de nuevo a los tobillos, donde también, y, sobre todo, por cuestiones hereditarias, se deposita grasa.
Para quienes no tengan ninguno de estos problemas, regresamos al inicio: bronceado, depilación, exfoliación e hidratar según tipo de piel, y a presumir de piernas.