- Lunes, 28 de febrero del 2011
- Comentarios: 0
- Publicado por: admin
Hace un par de meses nos reunimos en Salamanca para celebrar el 25 Aniversario de nuestra licenciatura. Experiencias como éstas te van recordando que el tiempo pasa de manera inexorable, sin prisa pero sin pausa. Hace varios años celebré juntos muchos compañeros y amigos los 25 años desde que terminamos la extinta y añorada E.G.B., en el Colegio Salesiano María Auxiliadora, en Deusto, Bilbao. Amigos a los que no veía desde hacía casi toda una vida, sí, pero que a los 10 minutos tenía la sensación de no haberme separado nunca de ellos. De los mejores días de mi vida, sin ninguna duda. Con 14 años la vida nos marcó un rumbo distinto a cada uno, pero algunos de mis mejores amigos se encuentran en ese grupo. Fue la inaguración de una serie de celebraciones que se van sucediendo casi sin solución de continuidad. Le siguieron los 25 años del bachillerato… y ahora los 25 años de la licenciatura.
En todas estas reuniones se choca uno de frente con ese pasado de buenos ratos, risas, despreocupaciones, confidencias…y esfuerzo, estudio, agobios, nervios…que hoy, adulcorados y suavizados por el paso del tiempo también son recordados con nostalgia. Se sufre una especie de feed-back en el que aquella amistad inquebrantable que te unía a algunos compañeros de clase, y que los años, la distancia, y los distintos senderos que cada uno escoje en la vida van adormeciendo, y en un rato reverdecen y se renuevan, quizas, para recuperar unos amigos que no se tenían que haber ido nunca.
Mis recuerdos para todos ellos,a mis compañeros y amigos de la facultad, a Neni, a Corchero, a Juancar, a Trini, a Candi, a Rábago,a Cheli, a Josito,a Angel, a Harry.. y a Cristina. A Alcazar y a Oteo, mil gracias a todos. Al Dr. Gabriel Martín, Gabi, que compartimos clase durante 6 años en la carrera y ahora me da paz y tranquilidad con su profesionalidad y buenhacer con excelente anestesista todos los días, desde hace más de 12 años. A los profesores que marcaron mi vida en esa época, al Dr. D. Alejandro Perez, cirujano de referencia en Salamanca, ya jubilado, que me inoculó el veneno de la cirugía, al Dr. D. Agapito Nuñez, cirujano plástico con mayúsculas, que un día me dijo: tú..por ahí, y por ahí fuí, y a los que no están pero están: gracias Dr. Armijo.
Se acercan las bodas de plata, me queda poco, y después…, no sé, pero esperar a empezar el ciclo de celebraciones, otra vez, pero con el 50…, mejor celebremos de 5 en 5, por si acaso.