Las prótesis de mama hoy: duración, tamaño, materiales y más

Falsos mitos sobre las prótesis de mama hay y ha habido siempre. El más famoso, de sobra conocido, es el que afirma que explotan en los aviones por el cambio de altura y presión.

 

Se sabe que no, pero no se sabe tanto, por ejemplo, que hay implantes mamarios de pequeño tamaño, porque no siempre se trata de aumentar, sino también de elevar o de corregir un problema de forma en la mama femenina. Y para eso no es necesario, ni conviene ,según qué anatomía, ponerse un pecho grande o extra grande.  De hecho, lo habitual es que las prótesis que más se empleen son las que corresponden a los 200 cc, 300 cc y 400 cc.

 

Esta clasificación tiene que ver con la capacidad de cada prótesis y se correspondería con las tallas de sujetador 90, 95 y 100.  En cuanto a las formas, a las tradicionales redondas y anatómicas (en forma de gota) se han sumado las ergonómicas, que se adaptan a la anatomía pectoral si la paciente está tumbada o de pie .

 

Sin embargo, y, a pesar de que no éste uno de los asuntos que más llama la atención sobre este tema, la mayor evolución en materia de prótesis de aumento mamario tiene que ver con la densidad de la silicona que las rellena. Donde antes había más agua ahora hay más gel, lo que imita mejor el tejido glandular del área. Su estructura multicapas evita así los roces, el desgaste, y, por lo tanto, aumenta su vida.

 

La caducidad de una prótesis de mama es otro de esos falsos mitos.  No es cierto, no caducan, es más, se podría decir que son para toda la vida y que requieren, eso sí, unas revisiones acordes con las de la mujer, que según la edad pueden ser cada año o dos años.

 

Si es preciso, no obstante, seguir unas pautas de control postoperatorio que se prolongan desde que a las 48 horas se retira el vendaje hasta los tres meses. En el intervalo se van retirando las suturas y asegurando que todo esté correcto.

 

Antes, en consulta, además de la elección de los implantes, el cirujano plástico debe advertir a la paciente  sobre dos posibles problemas asociados a la colocación de implantes para aumento y elevación de pecho. El primero es la contractura capsular, que consiste en que el endurecimiento y engrosamiento de la cápsula que se forma de manera natural alrededor del implante.  Este problema puede obligar a su retirada.

 

El segundo asunto, irrelevante para las estadísticas, es el rechazo al cuerpo extraño que es, en definitiva, una prótesis.

 

Por supuesto, algunas pacientes se preocupan por el cáncer de mama y, en este sentido, es necesario, no sólo recordar que los implantes no interfieren en las revisiones de la mama, sino saber que, en caso de diagnóstico de carcinoma, no es necesario retirarlos, porque, si se colocan por detrás del  músculo, no entran en contacto con la glándula mamaria. Por lo tanto, se puede eliminar la tumoración sin que el aumento de pecho con cirugía sea un problema ni para la paciente ni para el oncólogo.

 

Por último, y con respecto a la práctica deportiva con prótesis de mama, no consideramos que unos tipos o marcas comerciales de prótesis sean mejores que otras.  La mujer deportista que lleva implantes no se siente pesada.

 

La colocación bajo el músculo pectoral es también responsable de este aspecto, así que, cuando se habla de prótesis ligeras se trata de ofrecer una solución para uno problema que no existe.