
- Miércoles, 26 de julio del 2023
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- Publicado por: Moisés Martín Anaya
La actriz de fama internacional no se cansa de desmentirlo: no se ha hecho un lifting. Asegura la Parker que nunca ha pasado por el quirófano, y reconoce que “ahora es demasiado tarde”. Sí, el rejuvenecimiento facial no depende sólo de la capacidad económica y/o el deseo para pasar por el quirófano. La edad tiene mucho que decir y es que a los 58 años la protagonista de Sexo en Nueva York podría salir de su encuentro con el bisturí algo mejor, seguro, pero es posible que no se cumplieran sus expectativas.
Aunque, como nos gusta recordar, cada caso es único y personal sí se puede decir a nivel general que al acercarse a los 60 la piel ya ha perdido una gran capacidad de retracción. Sucede entonces que la recolocación de los tejidos que se lleva a cabo en el lifting se dificulta porque la piel ya no queda tersa y limpia de manera natural. Se nota entonces el paso por el quirófano y se incumplen, por lo tanto, los objetivos de esta intervención.
Esa pérdida de capacidad de retracción se debe a la disminución paulatina del colágeno y la elastina que se acelera en la cincuentena. Es por este motivo que se marcan las arrugas y va cayendo el óvalo facial de manera más pronunciada. Nuestra recomendación es, sí así se desea, someterse a un lifting cérvico facial se haga más cerca de los 40 que de los 50 para que las estructuras profundas de la piel respondan a la cirugía y no perder, tal como ha admitido Sarah Jessica Parker, la oportunidad de ayudarse de la medicina.
En cuanto a otras opciones no quirúrgicas para el paso de la edad en el rostro, este cirujano apuesta por los tratamientos autólogos, que no sólo rejuvenecen, sino que lo hacen regenerando a la vez. Para la mujer de 50 que no desea operarse, la recomendación es el injerto facial graso que se lleva a cabo extrayendo grasa de otras zonas donde hay excedente, por ejemplo del abdomen o los glúteos.
Esa grasa se limpia, por decirlo de alguna manera entendible, y se optimiza para que potenciar su efecto regenerador. Es decir, tras la extracción, la grasa se centrifuga con el objetivo de depurarla y obtener por separado la rica en células madre. Esta grasa ya purificada se considera por los profesionales de la cirugía estética como “oro líquido” por sus efectos inmediatos y duraderos. Es una operación que maximiza los resultados y minimiza los riesgos, que hidrata, voluminiza y sirve también para las manchas de la piel.
Es importante destacar que este tratamiento no precisa de ingreso hospitalario, de anestesia general. Tampoco es ni doloroso ni deja marcas ni cicatrices.