- Domingo, 15 de enero del 2017
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- Publicado por: Moisés Martín Anaya
Se podría decir que casi todas las mujeres padecen asimetría mamaria, aunque en una proporción mínima. Ningún pecho es similar al otro y siempre se puede apreciar alguna diferencia bien en el tamaño, bien en la forma o en la morfología del pezón.
Si apenas se nota nos encontramos ante algo absolutamente natural. Se trata del 85% de los casos. En el otro 15% se percibe una asimetría notable entre ambas mamas, lo que origina problemas de autoestima e inseguridad en la mujer.
Antiguamente, si dicha asimetría no consistía en una diferencia de volumen muy, muy considerable, el problema se vivía en silencio. Afortunadamente, el acceso generalizado a la información a través de Internet, así como la “desestigmatización” de las intervenciones de cirugía plástica, han provocado que las pacientes pidan ayuda en las consultas.
Cuánto antes se consulte mucho mejor. Eso sí, si se es menor de edad,se debe hacer bajo la supervisión y con la aceptación de la familia, los padres en primerísima instancia, que deben acompañar y aprobar cualquier tipo de intervención.
Es preciso, al igual que en mamoplastias de aumento, esperar, como mínimo, a que la persona que va a ser intervenida haya cumplido los 17 años. De esta manera nos aseguramos de que la mama haya completado su desarrollo y de que la paciente presente una madurez suficiente o próxima a la que se desearía para entrar un quirófano por propia voluntad.
No obstante, aunque no se pueda operar hasta que se haya completado el desarrollo fisio-psicológico necesario, sí recomiendo la consulta y orientación de la menor puesto que la asimetría puede convertirse en un complejo que delimite las relaciones sociales y afectivas. Las menores, sobre todo en la pubertad, están sometidas a numerosos cambios hormonales y son muy sensibles, sobre todo, en lo relacionado a su aspecto.
La asimetría mamaria se corrige aumentando de volumen ambos pechos para que se parezcan lo más posible. Nunca llegan a ser idénticos, puesto que la perfección no se consigue cuando hablamos de proporciones humanas. En el arte sí, en el quirófano no.
El procedimiento no es complicado y no tiene por qué conllevar ningún riesgo si se realiza en la clínica adecuada y bajo el bisturí de un cirujano con las credenciales correspondientes. En este caso no es otra cosa que la tradicional pero eficaz implantación de prótesis mamarias.
Nada de infiltraciones : el ácido hialurónico dificulta la detección del cáncer de mama, y la grasa autóloga se puede emplear, pero se va reabsorbiendo y hay que reinyectar. Tampoco es válido para grandes aumentos.
La prótesis son pues la mejor solución, ya que no tienen fecha de caducidad y están libres de cualquier sospecha en relación al cáncer de mama.
Imágenes : google